Sexólicos Anónimos de España

Sexólicos Anónimos de España

ContactoQuienes Somos
HTML5 Logo
  • Somos una comunidad de hombres y mujeres que comparten su mutua experiencia, fortaleza y esperanza para resolver su problema común y ayudar a otros a recuperarse.

  • El único requisito para ser miembro de SA es el deseo de estar sexualmente sobrio. No hay cuotas ni honorarios; nos mantenemos con nuestras propias aportaciones.

  • SA no está afiliada a ninguna secta, religión, partido político, organización o institución; tampoco respalda ni se opone a ninguna causa, ya que nuestro objetivo es mantenernos sobrios y ayudar a otros a alcanzar la sobriedad sexual.

hombre/ 32 años/ Madrid/ Enviado Anonimamente/ 01-Marzo-2015

Enganchado al sexo en Internet

Cuando en el 1988, me casé con mi tercera esposa, estaba todavía enganchado a la lujuria. Eventualmente apareció Internet y quedé enganchado a los chats con mujeres. Inocentemente al inicio (eso creí) y luego seguí avanzando hacia cosas peores. Invertí grandes cantidades de horas cultivando relaciones en el chat. Me consideraba un tipo honesto, buena gente para estas mujeres, pero en realidad las estaba utilizando para mi propio placer egoísta. Mi esposa viajaba por trabajo, así que tenía bastante tiempo para mis “jueguecitos” en Internet. Yo tenía mi propio negocio así que podía pasar todas las ocho horas de trabajo con mis ciber-amigas en el chat.

Estaba totalmente consumido por la lujuria. No podía parar. Había construido un dúplex con dos cuartos dentro de mi cabeza. En uno vivía el esposo, padre, tesorero y músico de la iglesia. En el otro lado estaba el adicto al ciber-sexo que no tenía ninguna esperanza. Había una pared en medio y era muy bueno para no dejar ningún escape entre los dos cuartos, pero en un cierto punto mi enfermedad me abrumó.

Mi vida empezaba cada noche apenas apagaba las luces. Mi mente corroída por la lujuria digería todas las toxinas que hubiera recogido de Internet aquel día. Mi enfermedad empeoraba. Había evolucionado desde amigas virtuales en Internet hasta amigas reales. Así tuve una relación con una de mis clientes y mi insanidad se puso en marcha. “No me siento culpable” me decía a mí mismo. Quería más, quería liberarme de mi matrimonio para poder dar rienda suelta a la lujuria sin la culpa del adulterio martillando mi cabeza. seguir leyendo

Mujer/ Málaga/ Enviado Anonimamente/ Enero/15/2016 Ya no estaré sola nunca mas Dejé mi casa cuando tenía 21 años y me fui con mi novio. Estaba asistiendo a la escuela a tiempo completo y tenía dos trabajos de tiempo parcial, pero abandoné la escuela y el trabajo así que pude pasar más tiempo practicando la adicción sexual. Me sentía muy avergonzada, así que convencí a mi novio para que nos casáramos. Algunas veces hacíamos el amor viendo pornografía. Cuando mi esposo no estaba en casa, veía porno y me masturbaba. Ambos éramos sexo-adictos y nos maltratábamos el uno al otro todos los días. La lujuria mató nuestra relación. Tres años más tarde me separé de mi esposo y regresé a la casa de mis padres. En la separación me quedé con el ordenador y pude ver la pornografía que mi esposo había descargado de internet. Algunas veces borraba un video después de estar disgustada conmigo misma por haberme masturbado. Más tarde volvía a ver otro. Ese año tuve relaciones con un profesor de la escuela. Lo hicimos una vez y me volví obsesiva con él hasta que él se hartó. Yo lo acechaba en internet , llamándolo al trabajo, yendo a su oficina. Me dijo que parara. En mi desesperación por haber perdido esta “conexión”, comencé a participar en los Chat de internet. Me quedaba despierta hasta tarde en los chat de sexo. Trate de vivir una fantasía con otros escribiendo conversaciones sexuales. Después tuve una cámara y transmitía imágenes sexuales explícitas de mi. El resultado no se pareció a mi fantasía y me sentí menos que humana. Pero lo repetía una y otra vez.Seguir leyendo
Hombre/ 25 años/ Gijón/ Enviado Anónimamente/ Feb-14-2014 Desde antes de la adolescencia ya tenía problemas con el sexo, y a lo largo de los años ese problema ha ido en aumento, primero con la masturbación de forma obsesiva, más tarde teniendo muchas relaciones de pareja y en ninguna de ellas era capaz de encontrar a la persona que me llenase. Un día creí encontrar a la persona que me proporcionaba la tranquilidad necesaria, pero fue de forma temporal, mi adicción encontró la escusa para dar la cara, y volvió a empezar, primero pornografía por internet, más tarde alguna aventura extramatrimonial.

Intenté entonces pararlo, acudí a consulta psicológica durante un tiempo, y conseguí parar algunos de mis comportamientos, pero no la masturbación aunque me lo aconsejaran los profesionales. Cuando me dieron al alta, realmente estaba tranquilo, pero otra vez mi adicción encontró la excusa para volver a la carga, aunque esta vez de una forma mucho más agresiva hasta que mi vida se descontroló por completo. seguir leyendo

Indicios

Aunque uno sospeche que sufre una adicción al sexo y busque confirmación en las opiniones de otros, a esa conclusión solamente se puede llegar por uno mismo. Ese es en definitiva el objetivo de nuestro primer paso, el cual dice, "Admitimos que éramos impotentes ante el deseo sexual y que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables.

Para reconocer esa impotencia, uno necesita tiempo, y a menudo, asumir el dolor que conlleva la admision de derrota, pero tarde o temprano, uno empieza a decirse cosas como: "Me rindo!" ó "¡Necesito ayuda!" y cada una de esas afirmaciones contiene una admisión de que perdimos el control sobre la vida cotidiana. Así que no funciona cuando otra persona, como un familiar o amigo, intentan conseguirnos la sobriedad. Tenemos que admitir la derrota por nosotros mismos y buscar ayuda para nosotros mismos.

  • ¿Te han llegado a sugerir que tienes una adicción al sexo?

    ¿Has pensado alguna vez, o te han sugerido que modificaras tu comportamiento o pensamientos sexuales?

    ¿Has sido arresdo por algún delito relacionado con el mismo?

    ¿Has tratado una o más veces de parar o limitar tus conductas y pensamientos sexuales sin conseguirlo?

    ¿Perjudican tus pensamientos y conductas sexuales a las relaciones con tu cónyuge, o dificultan que te hagas cargo de tus responsabilidades con los demás?

    ¿Continúas practicando tus conductas sexuales, a pesar de humillaciones, mentiras, enfermedades, pérdida de trabajo, arrestos, divorcios o actos inmorales?

Nuestra Definición

Hablamos por nosotros mismos. La naturaleza especializada de SA puede entenderse mejor en términos de lo que llamamos sexólico. Los sexólicos se han situado ellos mismos fuera del contexto de lo que llamamos lo bueno y lo malo. Han perdido el control y ya no tienen el poder de elegir. Ya no pueden detenerse. La lujuria se ha convertido en una adicción. Nuestra situación es como la de los alcohólicos que ya no pueden tolerar el alcohol y deben dejar de beber por completo, pero su relación de dependencia es tan grande que no pueden lograrlo. Así sucede con los sexólicos o borrachos del sexo, que no pueden tolerar la lujuria pero al mismo tiempo no pueden prescindir de ella. Así, para los sexólicos, cualquier forma de relación sexual consigo mismo o con personas distintas a su cónyuge es progresivamente adictiva y destructiva. También somos conscientes de que la lujuria es la fuerza impulsora de nuestros comportamientos sexuales y que la verdadera sobriedad incluye la victoria progresiva sobre la misma. Llegamos a estas conclusiones a través de nuestras experiencias y del proceso de recuperación; no tenemos otra opción. Pero reconocemos que aceptar esta realidad es la clave para una libertad feliz y gozosa que no podríamos conocer de ninguna otra forma. Esto debiera desanimar a muchos de los que nos visitan que admiten ser víctimas de la obsesión y compulsión sexual, pero que lo que en el fondo quieren es controlarla y disfrutarla, del mismo modo que a los alcohólicos les gustaría recuperar el control y disfrutar la bebida. Hasta que llegamos a la desesperación, hasta que quisimos parar de verdad pero vimos que no éramos capaces, no pudimos tomar en serio este programa de recuperación. SA es para los que no tienen más opción que parar y es su propio interés personal el que debe convercerles de ello. (Libro de SA. Pág. 204)

Nuestra Solucion

Nos dimos cuenta que nuestro problema tenía tres dimensiones: la física, la emocional y la espiritual y que, por tanto, la curación tendría que producirse en las tres.

El cambio de actitud decisivo comenzó cuando admitimos que éramos incapaces de curarnos, que nuestra adicción era más poderosa que nosotros y nos había vencido. Asistimos a las reuniones e interrumpimos nuestras conductas. Para algunos ésto significaba no practicar ninguna actividad sexual, en solitario o acompañados, además de abstenernos de relaciones de pareja. Para otros significaba un periodo de abstinencia sexual con su cónyuge para poder recuperarse de la lujuria.

Descubrimos que éramos capaces de parar, que no satisfacer el hambre no nos mataba, ¡y que en realidad el sexo era opcional!. ¡La esperanza de libertad nació y comenzamos a sentirnos libres!. Con más ánimo para proseguir, renunciamos a nuestra obsesión con el sexo y con nosotros mismos, que nos empujaba al aislamiento, y nos volvimos hacia Dios y hacia los demás.

Todo esto nos aterrorizaba. No podíamos ver lo que había más adelante, salvo que otros habían seguido anteriormente ese mismo camino. Cada nuevo acto de rendición se asemejaba a un salto al abismo, pero lo dábamos. Y en vez de matarnos, ¡la capitulación mataba la obsesión!. Habíamos dado un paso hacia la luz, hacia un modo de vida completamente nuevo.

La fraternidad nos ayudaba a no sentirnos abrumados y a mantenernos alerta; era un refugio en el que al fin podíamos enfrentarnos a nosotros mismos. En vez de cubrir nuestras emociones con sexo compulsivo, comenzamos a exponer las raíces de nuestra hambre y de nuestro vacío espiritual. Y comenzó la curación.

Al enfrentarnos a nuestros defectos, sentíamos deseos de cambiar; el ponerlos en manos de Dios hizo que perdieran el poder que sobre nosotros tenían. Por primera vez comenzamos a sentirnos más cómodos con nosotros mismos y con los demás sin necesidad de recurrir a nuestra “droga”. Tratamos de enmendar nuestros errores perdonando a cuantos nos habían ofendido y tratando de no ofender a los demás. Con cada enmienda, el peso de la culpa que nos atormentaba iba disminuyendo, hasta que pudimos erguir la cabeza, mirar al mundo a los ojos y respirar libres.

Comenzamos a vivir una sobriedad positiva, realizando actos de amor para mejorar nuestras relaciones con los demás. Estábamos aprendiendo a dar, y en la medida en la que dábamos, recibíamos. Conseguíamos lo que ninguno de esos sustitutos jamás fue capaz de proporcionarnos. Estábamos estableciendo la Conexión verdadera. Habíamos llegado.

© 1982, 1989, 2001 SA Literature.

Si crees que necesitas ayuda,

llama o escríbenos.

Nos pondremos en contacto contigo lo antes posible para ayudarte a decidir si nuestro programa gratuito de doce pasos puede ser también tu solución. Puedes utilizar el siguiente formulario, escribir directamente a nuestra dirección de correo electrónico, o llamar a uno de nuestros teléfonos.
  • Barcelona: 633.658.812
  • Madrid: 608.843.810
  • Resto de España: 625.012.096

  • facebook logotwitter logo

Si eres un familiar o amigo

Built using HTML5/CSS3 and jQuery, and built using one of the world's most powerful CSS frameworks available, Bootstrap.

Leer más

Si es un profesional de la salud

Perfect if you run your own start-up, product or service. Boxify can indicios your business converting your visits to income.

Leer más

Si estás en Latinoamérica

Perfect if you run your own start-up, product or service. Boxify can indicios your business converting your visits to income.

Leer más